miércoles, noviembre 02, 2005

Bunraku

Recientemente acudí a una representación de marionetas japonesas que despertó en mí una estupenda sensación. Fue todo un acierto y desde mi humilde opinión, aconsejo a todos los que tengan la oportunidad de asistir a una representación, que lo hagan, pues no se arrepentirán. Dicho esto, pongo una redacción sobre la historia y técnica de estas obras:

HISTORIA:

Bunraku es el nombre del teatro de marionetas profesional japonés, surgido principalmente entre 1700-1800. Es uno de los cuatro tipos de teatro clásico japonés, junto al 'kabuki', 'no' y 'kyogen'.

El término 'Bunraku' procede de 'Bunraku-za', nombre del único teatro comercial superviviente en la era moderna. También es llamado 'Ningyo joruri', que indica sus orígenes y esencia: 'Ningyo'(marioneta/muñeco) y 'joruri' (cuenta historias). Es de estilo dramático y se encuentra acompañado por el instrumento de tres cuerdas 'shamisen'.

Junto al kabuki, el bunraku ha llegado a ser una parte importante de la cultura del período Edo (1600-1868), y aunque son utilizadas marionetas, no se trata en absoluto de un teatro para niños. Muchas de sus más famosas representaciones fueron escritas por el gran dramaturgo japonés Chikamatsu Monzaemon (1653-1724).



Durante el periodo Heian (794-1185), marionetistas itinerantes, conocidos como 'kugutsumawashi', viajaron por todo Japón haciendo representaciones puerta a puerta a cambio de donativos. Este entretenimiento callejero perduró durante el período Edo, donde las marionetas eran manejadas con dos manos y se encontraban suspendidas por el cuello en el escenario. En el siglo 16, estos marionetistas fueron llamados a Kyoto para entretener a la familia imperial y a los líderes militares, siendo en esta época cuando las marionetas ('ningyo') se combinaron con el arte del 'joruri'.

A los ciegos itinerantes 'mosobiwa' (moso:ciego / biwa:laúd de 4 cuerdas), que pregonaban "las crónicas de Heike" (historias de un poderoso clan durante la batalla épica de Taira-Minamoto) se les considera precursores del 'joruri'. En el siglo 16, el 'shimasen' reemplazó al 'biwa' y surgió el estilo 'joruri', cuyo nombre proviene de una de las primeras obras populares representadas de este modo: la legenda del romance entre el guerrero Minamoto no Yoshitsune y la bella dama Joruri.

El arte de las marionetas, combinado con la narración y acompañada del 'shimasen', tuvo gran popularidad a comienzos del siglo 17 en Edo (actual Tokio), bajo la tutela del shogunato y otros líderes militares. Muchas de las obras de esta época representan las aventuras de Kimpira, un héroe legendario. En la ciudad mercante de Osaka, el 'Ningyo joruri' vivió su era dorada, con los talentos de 2 hombres: el 'tayu' (narrador) Takemoto Gidayu (1651-1714) y el escritor Chikamatsu Monzaemon (1653-1724).

Tras la apertura del teatro de marionetas 'Takemoto-za' en Osaka (1684), que fue inaugurado con la obra "Yotsugi Soga" (Los Herederos Soga) de Chikamatsu, el poderoso estilo del narrador Takemoto Gidayu fue denominado 'gidayu-bushi', dominando el 'joruri'. Asimismo, Chikamatsu comenzó a escribir dramas (jidaimono) para Gidayu en 1685, aunque tras una década de escribir mayoritariamente para el Kabuki, en 1703 regresó al 'Takemoto-za' y desde 1705 hasta el final de su vida, escribió exclusivamente para el teatro de marionetas. Existen muchas controversias sobre por qué Chikamatsu cambió el kabuki por el bunraku, pero parece que fue la insatisfacción de trabajar con algunos de los actores de la época, que consideraban que los escritos no se adaptaban adecuadamente a sus meritorios estatus sociales.

En 1703, Chikamatsu fue el pionero de un nuevo tipo de puesta en escena, el drama doméstico (sewa-mono) que brindó una nueva prosperidad al 'Takemoto-za'. Un mes antes, un tendero y una cortesana cometieron un suicido doble y Chikamatsu dramatizó el incidente en 'Los amantes suicidas de Sonezaki'. El conflicto entre las obligaciones sociales (giri) y los sentimientos (ninjo) encontraron en esta obra una gran aceptación del público y se convirtió en el tema central del bunraku.

En esta época, Toyotake Wakadayu, alumno de Takemoto Gidayu, abre otro teatro: el 'Toyotake-za', en el mismo distrito 'Dotonbori'. Con esto se inicia una fuerte competencia que genera muchos cambios y el desarrollo de los títeres. Del mismo modo la rivalidad entre los autores Chikamatsu y Ki no Kaion (1663-1742), del 'Toyotake-za', provoca la creación de las obras más espectaculares y dramáticas.



Aunque los dramas domésticos, como las series de Chikamatsu, son los temas favoritos del teatro de marionetas, los dramas históricos continuaron siendo populares y fueron sofisticándose hasta profundizar psicológicamente en las obras domésticas. Un ejemplo es la obra 'Kanadehon Chushingura', quizás la más famosa obra bunraku, basada en un historia real de un incidente de 47 ronin (samuráis repudiados) entre 1701-1703 y siendo número uno casi 50 años después: Tras blandir su espada en el castillo Edo como respuesta a unos insultos del líder del shogunato Tokugawa (Kira Yoshinaka), el señor feudal Asano Naganori fue forzado a cometer suicidio y su clan fue dispersado. Los 47 leales supervivientes planearon su venganza matando a Kira dos años después. (Los guiones de las obras cambiaron las fechas, localizaciones y los nombres de los personajes para no ofender al shogunato de Tokugawa). Esta obra popular fue adaptada al teatro kabuki y continúa siendo una de las más importantes representaciones.

A través del siglo 18, el bunraku estuvo marcado por una relación de competitividad y cooperación con el kabuki, llegando a imitar, los actores de kabuki, el tipo de movimientos de las marionetas y el estilo narrativo del tayu, mientras que las marionetas adaptaron el glamour y el estilo de los más famosos actores de kabuki. A nivel representativo, muchas obras de bunraku fueron adaptadas del kabuki y viceversa.

Gradualmente eclipsado en popularidad por el kabuki, a finales del siglo 18, el bunraku decayó comercialmente y los teatros cerraron uno a uno hasta que únicamente permaneció abierto el teatro 'Bunraku-za', cuyo director, Uemura Bunrakuken (1737-1810), pudo mantener la única compañía profesional durante la época de crisis y en cuyo agradecimiento su nombre fue adoptado para denominar al teatro de marionetas actualmente.
Desde la segunda guerra mundial, el bunraku tuvo que depender de las aportaciones del gobierno para sobrevivir, hasta que su popularidad ha ido creciendo en los últimos años y bajo la tutela de la Bunraku Association, se mantienen hoy en día, representaciones regulares en el 'Teatro Nacional' (1966) en Tokio y en el 'Teatro de Bunraku Nacional' (1985) de Osaka.
Actualmente hay cuatro representaciones anuales en Tokio y en Osaka, que duran entre 2 y 3 semanas, más un tour mundial donde esta siendo clamorosamente recibido en ciudades de todo el planeta.

En el año 2003, el arte tradicional japonés de marionetas, bunraku, fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la humanidad, como exponente del lenguaje y herencia oral.

TECNICA:

El bunraku consta de de tres componentes artísticos: las marionetas, el 'tayu' y el 'shamisen'.

Marionetas:

Su tamaño alcanza aproximadamente metro y medio, y al menos sus 2 terceras partes están formadas de: cabeza, hombros, tronco, piernas, brazos y vestimenta. La cabeza (kashira), de madera, posee una empuñadura que controla los movimientos de los ojos, boca y cejas. Dicha empuñadura se introduce en un agujero en el centro de los hombros. Las piernas y brazos se encuentran unidas al tronco, el cual pende de los hombros. Como curiosidad, las marionetas femeninas suelen tener caras inmóviles y por la longitud de sus kimonos, que cubren completamente su mitad inferior, carecen de piernas.


Existen unos 70 tipos de cabezas diferentes que se encuentran clasificadas por categorías, desde las mujeres solteras a los jóvenes fornidos, y cada cabeza es utilizada normalmente por un número de personajes diferentes, haciendo referencia al tipo de personalidad que se desea buscar.

El 'omozukai' (operador principal) introduce su mano izquierda por una abertura en la parte trasera de la marioneta y maneja la cabeza. Con su mano derecha mueve la mano derecha de la marioneta. Manejar una gran marioneta de un guerrero puede llegar a ser un ejercicio de resistencia, pues alcanzan los 20 kilos de peso. El brazo izquierdo es operado por el 'hidarizikai' (primer asistente) y las piernas son manejadas por el 'ashizukai' (segundo asistente), quien también se encarga de crear, con sus propios pies, los efectos de sonido de los pasos. En marionetas femeninas, el 'ashizukai' manipula la parte baja del kimono para simular el movimiento de piernas, puesto que carecen de ellas.



En los días de Chikamatsu las marionetas eran manejadas por una persona, no siendo hasta 1734 cuando se introdujeron los tres operarios. Originalmente este único operario no era visto por el público, pero para la obra 'Los amantes suicidas de Sonezaki' el maestro marionetista Tatsumatsu Hachirobei llegó a ser el primero en trabajar frente a la mirada de la audiencia.

Hoy en día los tres marionetistas aparecen abiertamente, llevando usualmente trajes negros y capuchas que les hacen simbólicamente invisibles. Algunas celebridades dentro del mundo del bunraku (grandes operadores), ofrecen sus trabajos sin las capuchas negras e incluso en ocasiones utilizan prendas brillantes de seda blanca.

El 'tayu':

El 'tayu' es tradicionalmente un elemento de alto estatus dentro del bunraku. Como narrador, crea la atmósfera de la obra y pone todas las voces de cada personaje, desde los hombres rudos a las gráciles mujeres y los niños. En la narración intervienen tres elementos: 'kotoba' (consistente en los diálogos y la voz en tercera persona), 'jiai' (la cadencia, acorde con el 'shamisen', aportando las dramatizaciones y emociones) y 'fushi' (la melodía y el ritmo de la obra).



El 'shamisen':

Es un instrumento tradicional de tres cuerdas (tradicionalmente creadas de seda) con una membrana de reverberación (similar a un banjo) procedente de China, que fue adoptado en Okinawa y que se toca con una gran púa llamada 'bachi'. El 'shamisen' utilizado en el bunraku es más largo y pesado que el utilizado normalmente, lo cual otorga una mayor resonancia y un número mayor de tonos. El 'shamisen' no acompaña únicamente al narrador: expresa emociones y enfatiza los dramas, creando la tensión que cada acto necesita.

Como los marionetistas, el 'tayu' y los músicos 'shamisen', originalmente se encontraban ocultos a la audiencia, pero en 1705, para una nueva obra, Takemoto Gidayu narró ante el público y en 1715, el 'tayu' y el 'shamisen' comenzaron a utilizar una plataforma especial a la derecha del escenario, donde perdura hoy en día.



En alguna gran puesta en escena de bunraku y algunas obras adaptadas del kabuki, pueden utilizarse varias parejas de 'tayu' y 'shamisen'. También pueden existir conjuntos de instrumentos de percusión y flautas denominados Geza, que se encargan de la música ambiental en grandes obras y que siempre se encuentran ocultos al público.

LINKS:

Bunraku kyokay
Web-Japan: Bunraku
Brief introduction to the History of Bunraku
AsianInterstage
Osaka's visitors guide
A introduction to the world of Bunraku
Invitación al Bunraku

sábado, octubre 29, 2005

Fuurin


Es la típica campanilla que muchos hemos visto en fotos, mangas o animes. De gran popularidad en la cultura japonesa.

Podemos decir que su origen se encuentra en China, donde se llamaba 'senfutaku' (campanilla de la fortuna) y que eran utilizadas en los campos de bambú, en los que se colgaban y, gracias a su sonido, podían conocerse la dirección y fuerza del viento.

Los antiguos monjes budistas de Japón, que viajaron por China como embajadores, regresaron con este singular objeto, aunque su utilización distaría mucho de su función original: colgados de las cuatro esquinas de los templos, llamarían a la tranquilidad y harían ahuyentar el mal. Su nombre pasó a ser 'futaku' (campanilla de aire) y se divulgó el rumor que, en aquellos lugares donde alcanzaba su sonido, no ocurrirían desastres.

Posteriormente, durante el período Kamawura, su nombre derivó a los caracteres de '風鈴', pero su lectura era 'furei'. Este nombre, otorgado por los monjes, es el que evolucionó al cual se le conoce hoy en día: fuurin [ふうりん].

El material utilizado en su fabricación siempre fue el cobre, no siendo hasta el año Kyoho (1700) en el que se comenzaron a crear campanillas de cristal. La técnica para trabajar el cristal, de una manera tan delgada, no fué perfeccionada en Japón hasta esas fechas, siendo en Nagasaki el lugar donde el cristal, trabajado con maestría, fue transmitiéndose a Osaka, Kyoto y Edo, causando gran sensación (aunque también hay que decir que sus precios eran altísimos). En un corto espacio de tiempo, la alta tecnología para la creación de cristal se hizo más barata y antes de comenzar la era Meiji (1887), las campanillas de cristal entraron en su apogeo.



En la actualidad, cuando llega el verano en Japón, las calles y casas se llenan de estas campanillas, dejando en la brisa dulces notas que alivian el calor. El efecto es meramente psicológico: imaginad un día de mucho calor. De pronto, puedes escuchar el tintineo del fuurin, indicando que una brisa se mueve junto a nosotros para aliviarnos... ¿funciona?, ¡claro que funciona!.

Los fuurin son tan populares que, en muchas regiones de Japón, se organizan ferias y concursos, otorgando premios a los más bellos diseños e innovaciones.

martes, julio 19, 2005

XII Bon Odori, Madrid



En el Colegio Japonés de Madrid se celebró, el pasado Domingo 17 de Julio de 2005, el XII Bon Odori (fiesta japonesa de la que disponéis más información en un artículo anterior).

Como anticipaba el problema para buscar aparcamiento, numeroso público acudió al evento, muchos de ellos ataviados con los trajes típicos del verano (yukata, happi, jinbei, ...), creando un ambiente fantástico y multicolor que otorgaba el toque tradicional que marca la festividad.


En el recinto del colegio se dispuso todo lo necesario para la ocasión: Puesto de los tickets, un castillo infantil hinchable, un puesto de bebidas, una paellera gigante, puestos de comidas, juegos infantiles, sorteos y ante todo la pista central, con la plataforma elevada (yagura,「やぐら」) que sirve de escenario y en torno a la cual se realizan los bailes típicos.


La tarde comenzó con el juego de piedra-papel-tijera 「ジャン けん ぽん」, al que todos los asistentes interesados pudieron participar. Tras la complicada explicación del juego (en español y japonés), a la que había que sumar las pocas ganas que tenía más de uno de recibir lecciones (^_^), empezó el juego: se formaron tres grupos para combatir con el jugador erigido en la torre. Al cabo de un par de eliminatorias, los pocos supervivientes se enfrentaron personalmente con el maestro. Armados con sus gigantes manos de espuma, lucharon por conseguir sus premios ante la animación del público.


Mientras, otra parte del público se afianzaba sobre el puesto de adquisión de puntos, canjeables en los puestos de comida, bebida y juegos.


Los niños (y no tan niños) disfrutaron atrapando pelotitas, muñecos y otros pequeños juguetes que se encontraban en la pequeña piscina, mediante la utilización de una pequeña raqueta de papel de arroz (muy frágil, pues al contacto con el agua se rompe con fucha facilidad). Otros disfrutaban de unos "yo-yos" realizados con globos rellenos con algo de agua, que atados mediante una goma se hacen rebotar a manotazo limpio. Pero... ¡Ojo que te puedes mojar!. ^_^
Con el ticket de entrada que aportaban en la recepción al recinto, se podía participar en un sorteo de suculentos premios: camisetas, happis, órganos electrónicos, abanicos de pokémon, etc... ¡hasta un pequeño climatizador!.


Los puestos de comida fueron asediados de forma contínua por los asistentes y aunque la comida resultó algo cara, los productos estaban buenísimos: paella española, pollo frito con empanadillas, sushi variado, mazorcas de maíz asado, arroz tostado, tallarines yakisoba, pinchos yaki-tori,...


... y el refrescante kakiori, un vasito de helado formado por hielo rayado mezclado con un líquido dulce, de fresa 「いちご」o melón 「めろん」, que estaba fabuloso. ¡Tan simple y tan rico!.


Los niños inauguraron la ronda de bailes, que acompañados por sus tutores deleitaron a todos con su puesta en escena. ¡Es una delicia ver a niños y niñas vestidos con sus ropas tradicionales!, están para comérselos.


Los mayores tomaron el testigo al son del taiko (tambor tradicional japonés) mientras las maestras guía, ataviadas con estupendos yukatas, mostraban la realización de cada paso del baile.


Como era de esperar, las risas no tardaron en aparecer pues cuesta realizar varios intentos el aprender todos los pasos para realizar un buen baile. Pero de eso trata la fiesta, de estar alegre y de bailar, así que formando círculos en torno al yagura y al son de la música, casi todos demostraron su peculiar habilidad, alentados por las instructoras que asentían y aplaudían cada paso bien realizado.


Cuatro fueron los bailes con los que avanzó la tarde. Uno de ellos, denominado "el minero" contaba con los siguientes pasos: cavar a la derecha y repetir, cavar a la izquierda y repetir, cargar a la derecha, cargar a la izquierda, limpiarse el sudor de la cara , limpiarse la cara cambiando de mano, empujar la carretilla, empujar y ¡salir!. Y con unas palmas al ritmo del taiko comienza de nuevo el ciclo del baile. ¡Divertido, ¿verdad?! ^_^


Entrada la tarde se eligieron al mejor bailarin femenino y masculino y se otorgó uno especial al bailarin más original, que recayó en una simpática anciana que ejecutaba los movimientos con una gracia y estilo fantásticos ¡y a su edad!. Concluyó la entrega de premios y se bailó y bailó hasta que llegó la hora que marcaba el final de la fiesta, de la que todos nos fuimos contentos y deseando que llegue pronto el Bon Odori del año que viene.